Esta semana hemos vivido una huelga de todos los tramos educativos contra la LOMCE, la ley de Educación del ministro más maleducado e inculto del Gobierno: el ministro de Educación y Cultura José Ignacio Wert. Razones no faltaban para esa huelga. Una ley que pretende realizar retroceder la Educación de este país (cuando conocemos que andamos prácticamente a la rabo en todos los indicadores) y que pretende desarticular la Educación pública no puede ser admitida por un país. Ojalá el ministro rectifique (cosa que es de sabios) y se siente a pactar acuerdos. Hay que admitir, sin embargo, que en este país falla algo en la Educación. Es indispensable un acuerdo entre todas las fuerzas políticas, de uno y otro color, para eludir que cada legislatura se cambie la ley educativa. Una ley que dure una generación (como mínimo, veinte años) no sería mala idea. También esta semana ha habido polémica después de que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo tumbara la Doctrina Parot. Los periódicos se pusieron catastrofistas porque ya hablan de excarcelaciones masivas de terroristas, asesinos y violadores. La AVT llegó a acusar a Amnistía Internacional de "ser más de ETA" y ha convocado una manifestación para el domingo contra esta sentencia. Algunos iluminados, inclusive, le echan la culpa a Zapatero (este hombre, al final, será culpable hasta de la extinción de los dinosaurios). La Justicia y los Derechos Humanos deben ser para todos, inclusive para aquellos que consideremos más inhumanos. Esa es vuestra superioridad moral. La cólera y el dolor no son buenas consejeras y el ojo por ojo tampoco es una buena doctrina. Para acabar, algo de esta misma mañana: Felipe González crea una fundación con su nombre, presidida por él mismo (y con su hija de secretaria) y cuya finalidad es estudiarse a sí mismo. hace unas semanas, el también expresidente José María Aznar coqueteaba con la idea de regresar para salvar a España de la crisis y los separatismos. El duelo de egos está servido.